PERÚ

Volvemos a Perú en 2024 de la mano de Misión regional de Castilla, una asociación civil sin ánimo de lucro que busca mejorar la situación de vida en la población vulnerable de Paita. Las personas beneficiarias de esta misión han sido los colectivos prioritariamente situados en los asentamientos humanos del desierto de Paita, específicamente familias vulnerables de los programas promovidos por la Misión de Castilla y niños escolarizados en las diferentes aldeas próximas a Paita.

En el año 2022, nuestros cooperantes se desplazaron a distintas zonas de las ciudades de Iquitos y Nauta, situadas en plena Amazonía peruana y donde existen numerosas tribus aisladas de los servicios de salud visual. Nuestros cooperantes se encontraron una elevada demanda de gafas para visión próxima a causa de la presbicia, además de otros problemas provocados por la elevada exposición solar y otros factores ambientales, como el pterigium, ojo rojo y cataratas.

Previamente, la Fundación había realizado varias campañas en Perú. La primera expedición fue en colaboración con los Hermanos Franciscanos de Huamachuco, donde la mayor parte de la población vive en casas de adobe sin agua corriente y con muy limitados medios económicos. El coste de unas gafas graduadas es inalcanzable para la mayoría y, además, no hay ningún oftalmólogo ni óptico en la ciudad. La exposición al sol, el aire seco y el polvo causan una alta prevalencia de astigmatismos y pterigium en la población joven.

En Nuevo Mundo y Kirigaty, donde carecen de programas de detección y prevención en salud visual, nuestros cooperantes encontraron en los beneficiarios patologías principalmente asociadas con la exposición solar.

Por último, se han realizado varias campañas en Ventanilla, donde la situación visual de la población es muy crítica y su nivel de pobreza asciende al 44,4%. Las principales patologías encontradas en esta zona son debidas a la falta de higiene de la población, como la conjuntivitis y la blefaritis. La población más joven sufre astigmatismos muy altos, mientras que entre la población adulta prevalece la presbicia.

“Sentir que con nuestra profesión somos capaces de alegrar vidas nos hace sentir privilegiadas. Con este proyecto nos sentimos como un eslabón importante para cambiar vidas, saber que con nuestra labor vamos a permitir que alguien disfrute de una lectura, que puedan coser un botón, que un señor pueda seguir trabajando o que un niño pueda ver la pizarra, es realmente enriquecedor y gratificante. Tenemos la mochila de los recuerdos llena de momentos positivos”, revelan Mónica y Madhu.