Rwanda, un país sorprendente


Así es Rwanda, un pequeño país en el centro de África, llamado “El país de las mil colinas” y de la eterna primavera.

Sus colores, rojo intenso de la tierra y verde de platanares y cultivos.

Nuestra misión comienza en Rukara, una zona deprimida al sur-este del país. Allí hace mas de 30 años comenzaron a trabajar las religiosas misioneras españolas de los Sagrados Corazones.

El Centro de Salud, la Maternidad, el centro de Nutrición infantil y las Escuelas de Rukara, son solo un ejemplo de Cooperación Internacional bien gestionada. Nos sigue sorprendiendo el buen funcionamiento de estos centros supervisados siempre por la hermana Teresa.

La población ruandesa está empezando poco a poco a tener una cobertura sanitaria básica, así como escolarización obligatoria. También se han puesto en marcha programas de lucha contra el VIH y la malaria que están teniendo muy buenos resultados.

Desde el primer momento, las Hermanas de los Sagrados Corazones nos hacen sentir como en casa.

Tenemos mucho trabajo por delante y no mucho tiempo.

 Nuestra labor la realizamos en el Centro de Salud, donde atendemos mayoritariamente a población adulta y luego hacemos revisiones en colegios del sector de Rukara. (G.S. Muzizi, Rukara Catholique, E.S. Rukara y E.P. Rwinkuba)

Los adultos solo hablan “kinya-Ruanda”, el idioma del país y necesitamos que alguna de las hermanas nos ayude como traductora, con los niños, salvo con los más pequeños, nos podemos entender en inglés, que es idioma obligatorio a partir de Secundaria.

Nuestras visitas a los colegios para hacer revisiones, causan gran alboroto y oímos constantemente la palabra “Umuzungo!!” que significa blanco. Todavía sorprende la presencia de “rostros pálidos “en esta parte de África.

Muchos de los adultos se quejan de problemas para leer, nunca han llevado gafas para corregir algo tan sencillo para nosotros como la presbicia.

También nos encontramos con muchos problemas en ojos sometidos a muchos años de elevadísima radiación solar, no olvidemos que estamos muy próximos al ecuador.

Las cataratas son también un hallazgo frecuente en personas de más edad.

Muchas de las casitas de barro y cañas donde viven muchos ruandeses, carecen todavía de luz eléctrica y aunque se está avanzando bastante en la electrificación de los poblados, la realidad es que la electricidad es cara y apenas utilizan una débil bombilla para la iluminación de toda la vivienda. En estas condiciones, los estudiantes tienen dificultades para hacer los deberes al volver de la escuela ya que en esta zona de África anochece a las 6 de la tarde.

Todo este trabajo ha sido posible gracias a las generosas aportaciones realizadas en el “Crowdfounding” que se creó especialmente para el Proyecto Ruanda.

Este sistema de financiación ha sido una experiencia piloto en la Fundación Ruta de la Luz y consideramos que ha sido un éxito.

Teresa Cánaves 

Para finalizar, no podemos hablar de Proyecto Ruanda sin hablar de la religiosa mallorquina Teresa Cànaves.

Hace más de 30 años Teresa Cánaves es enviada a Ruanda para poner en marcha una comunidad de religiosas para ayudar  a la población local.

Por esa época en Ruanda no existía ningún tipo de atención sanitaria y gracias a la entrega y perseverancia de esta religiosa, Rukara cuenta hoy con un Centro de Salud, una maternidad y un centro de nutrición infantil.

También tienen un programa de apadrinamiento de niños en situación de extrema pobreza.

Esta misionera  a sus 71 años sigue luchando para conseguir fondos y poder continuar así su proyecto de vida que es apoyar al pueblo de Ruanda.